Tras el susto inicial, el presidente estadounidense regreso a la cancha, pero esta vez como espectador y acompañado por su mujer y sus hijas. Los Obama disfrutaron del encuentro entre el equipo de la Universidad de Oregon y la de Howard. Durante el partido pudimos comprobar las secuelas del golpe que recibió: tenía el labio hinchado y morado pero los mimos de su hija pequeña Sasha fueron la mejor receta para sobrellevar el dolor.
La Primera Dama y sus dos hijas, Sasha y Maila, recibieron muy ilusionadas el árbol, de cinco metros y medio, que adornará el Salón Azul de la residencia presidencial durante las fiestas. El abeto llegó en un carro rojo y verde tirado por dos caballos mientras una banda de música tocaba la canción My Christmas Tree. Este tradicional acto, que marca el incio de las eventos navideños de los Obama, parece estar reservado para las "chicas" de la Casa Blanca ya que el año pasado también fueron ellas las encargadas de dar la bienvenida al abeto.
¿No os parece todo como en los cuentos? Que monada
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