Carmen Lomana vivió hasta los 13 años en Logroño, donde era, simplemente, María del Carmen Fernández Lomana, estudiante del colegio Compañía de María. Hoy, a sus 63 años, residente en Madrid, es una 'celebritie' en lo más alto del candelero televisivo. A las 20 horas presenta en el Espacio Fundación Caja Rioja-Santos Ochoa de Logroño el libro 'Los diez mandamientos de la mujer 11'.
-Tengo un cariño inmenso a Logroño, allí pasé toda mi infancia. Llevo una paliza encima... pero no podía decir que no, me hace mucha ilusión reencontrarme con mis amigas, que espero que vengan. Pero es que ir es una paliza, porque tienes que ir en tren hasta Zaragoza...
-¿Cómo piensa que va a ser el reencuentro con la ciudad?
-Se me agolpan los recuerdos. Tengo dos hermanos que nacieron en La Rioja. Y recuerdo a mi tata, Fermina, creo que la quería más que a mi madre... La recuerdo y me emociono. No te lo puedes imaginar.
-¿Qué le ha quedado a usted de riojana, o de La Rioja?
-Muchísimas cosas porque la infancia te marca muchísimo. Me encantan las chuletillas al sarmiento, las jotas y la espontaneidad de la gente de Logroño. Además, es llegar a Logroño y hablo como riojana. Me acuerdo de la castañera, del uniforme de La Enseñanza, del chófer de mi padre, al que le pedía que me llevara en moto en lugar de en coche, que me divertía más...
-¿Y quién era la gente con 'glamour' del Logroño de entonces?
-Mari Carmen Martínez Laya era lo más, para mí la chica más moderna y elegante. También eran guapísimas las tres hijas del coronel de aviación. Y luego la hija del general Cortázar.
-Entonces, le llamo escritora, ¿no?
-Tonta no soy, en La Enseñanza de Logroño me enseñaron muy bien.
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