Sobre las cinco de la tarde ha comenzado la boda civil que ha convertido al príncipe Alberto y a Charlene Wittstock en marido y mujer. El evento se ha celebrado en el Salón del Trono del palacio, un lugar en el que han estado presentes las personas más allegadas a la pareja, dado que esta cita es mucho más íntima que la boda religiosa que se celebra mañana sábado. El enlace ha estado reservado a ochenta personas entre las que se encontraban sus respectivos familiares, los testigos y las autoridades del Principado.
"Te casas con un príncipe pero también con un país". Éstas han sido las primeras palabras que le ha dirigido el presidente del Consejo de Estado, Philippe Narmino, quien ha oficiado la boda, a Charlene Wittstock. A las 17.10, tanto Alberto como Charlene se daban el ‘sí quiero’, lo que convertía a la nadadora sudafricana en la nueva princesa de Mónaco y en tiempo récord, en tan sólo 20 minutos.
El rotundo "oui" de Charlene ha sido un guiño para el que es ahora su pueblo, ya que no domina el idioma. La pareja ha firmado los registros civiles con una pluma especialmente diseñada con incrustaciones preciosas, con el monograma de la pareja. Todos los monegascos han mostrado su felicidad con un rotundo aplauso.
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